MEDICINA para la AUTOORGANIZACIÓN
FIBROMIALGIA, CANSANCIO PERSISTENTE, FÁTIGA CRÓNICA
Dolor Persistente y Otros Problemas Complejos
El dolor es una de las formas que el organismo posee para expresar un desequilibrio, una disarmonía, una pérdida del orden vital.
Tanto la fibromialgia como la fatiga crónica representan el resultado de un proceso, no aparecen porque sí.
EL DOLOR ES INSOPORTABLE PARA QUIENES PADECEMOS ESTA ENFERMEDAD
Durante la vida se acumulan este tipo de irritaciones, el organismo las va compensando hasta que un problema emocional, el estrés, otra enfermedad, un traumatismo o un tratamiento agresivo (corticoide, quimioterapia, radioterapia, cirugía, laparoscopía) actúa como desencadenante en un sistema sobrecargado por otras irritaciones y... aparece la enfermedad. Por eso decimos que son el resultado de un proceso.
Es decir que el dolor, la pérdida de vitalidad y los demás síntomas no son la enfermedad. La enfermedad radica en la pérdida del rumbo, en la alteración del equilibrio vital dinámico.
Para que capacidades -como la de no padecer dolor muscular o la de que el sueño sea reparador, etc.- se conserven, todos los sistemas deben funcionar armónicamente permitiendo la adaptación a los estímulos internos y externos.
El estado de salud, de vitalidad física, mental e intelectual es la síntesis del funcionamiento en equilibrio armónico de todos los componentes que constituyen la persona.
Síntomas pincipales: dolor generalizado, en ambos lados del cuerpo, por arriba y debajo de la cintura, dolor en la columna.
Once de 18 puntos dolorosos específicos al examen físico profesional. Dolor en músculos, articulaciones y en la cabeza.
Síntomas secundarios: dos o más suelen estar presentes.
Sistema músculo-esquelético: Rigidez generalizada al levantarse. Calambres. Presión y dolor torácico. Problemas de la articulación témporo-mandibular.
Sistema neuro-hormonal: Intolerancia al frio/calor. Fatiga persistente. Bajo rendimiento. Hipersensibilidad al dolor. Respuesta exagerada a estímulos nocivos. Distorsión en la percepción témporo-espacial. Sensación de quemazón o hinchazón en extremidades. Sensación de falta de aire. Lentitud en los procesos cognitivos: sensación de nube mental, problemas de concentración, confusión en el uso del lenguaje, dificultades en la memoria reciente. Trastornos del equilibrio. Torpeza y tendencia a que se caigan objetos de la mano. Hormigueo y adormecimiento de áreas del cuerpo. Cambios marcados en el peso corporal. Cambios de humor, ansiedad. Depresión reactiva. Trastornos del sueño: somnolencia o insomnio, sueño no reparador, frecuente despertares nocturnos.
Ojos: Visión doble, borrosa u ondulada. Picazón o sequedad de ojos. Intolerancia a la luz.
Oídos: Zumbidos en oídos. Sensibilidad auditiva aumentada. Intolerancia a los ruidos.
Circulación: Hipotensión arterial. Vértigo. Palpitaciones, taquicardia. Retención de líquido. Aparición de hematomas.
Digestivo: Sensación de garganta ocupada. Náuseas. Acidez. Dolor abdominal. Colon irritable.
Urinario: Vejiga irritable. Vejiga hiperactiva. Incontinencia.
Sistema reproductor: Dolores menstruales. Ciclos menstruales irregulares. Pérdida de la libido o impotencia. Anorgasmia.
QUE MÁS DEBEMOS SOPORTAR, SIN QUE SE ENCUENTRE UNA SOLUCIÓN...