¡DORMIDA ESTÁS MADRECITA!

Cuanto te extraño madrecita, dulce mamá, ya no estás

Muy protectora, me dabas ternura, me contabas cuentos.

En tu regazo amoroso, soñaba... ¡Sueño quimérico!

Ella me quitó tus caricias, los sueños de niña, quedó un hueco,

Un vacio que con nada puedo llenar

Enemiga cruel y maligna… la llaman muerte,

Y a su paso va dejando heridas, duelo, angustia, desconsuelo.

Yo sé de ese ángel negro, te hizo sufrir, quise protegerte,

mas no pudo ser, entonces sentía como de a poco te dejaba sin vida.

Entonces sentía como de a poco te dejaba sin vida.

Y tu mirada perdida me decía muchas cosas, yo te entendía

Estabas cansadita de tanto luchar, pobrecita mamita…

Aunque en mi egoísmo de no dejarte marchar

Te suplicaba que me hablaras, que me dijeras algo,

Te sacudía suavemente para que volvieras a abrir tus ojitos.

Pero todo fue inútil. Días antes te tomaba de las manos

Y me reconociste por mis uñas, y tu delirabas con la luna,

Me decías que escuchabas truenos y que afuera no dejaba de llover,

Que todo estaba nublado y no te gustaba los días grises.

Mientras un sol esplendoroso entraba por la ventana,

Y mi alma se desgarraba porque el final se acercaba.

Pronto las tristes campanas dieron al viento sus ecos;

Mientras tu chispa madrecita, se iba extinguiendo;

y siento todavía mi pecho rasgarse por más que estés dormida.

porque sé inequívocamente y con seguridad

que la muerte no es más que un sueño…

y DIOS que no dice mentiras, me da la seguridad

que muy pronto, de pie estarás verídica

por eso mi despedida… no fue con un adiós… no

¡SIMPLEMENTE TE DIJE: HATA PRONTO MAMITA!

DORA SILVANA BULBO